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Miedos, sueños y creencias de los mexicanos
Me niego a vivir con tantos miedos. Miedo a que mis hijos sean violados, secuestrados, desaparecidos o asesinados. Miedo a emprender un negocio y el piso cobrado. Miedo a ser discriminado, por hablar la lengua que me enseñó mi madre o haber nacido negro, mujer o indocumentado. Miedo a ver a mis hermanos pobres y a mi país siempre subdesarrollado. Miedo a vivir en un país en donde la ley escrita hemos estudiado, pero su aplicación y la búsqueda de la justicia se nos han olvidado. Miedo a continuar votando por candidatos que no escogí y ser dirigido por políticos que promueven que todo siga igual o incluso empeore, por tener otros datos, ser corruptos, ignorantes y traidores.
No es difícil darme cuenta de que esta realidad difiere de mis sueños y valores. Soñaba con un México en donde los niños y adolescentes iban a la escuela y jugaban, en donde ellos no vendían chicles y mucho menos traficaban. Soñaba con un México en donde al esforzado se premiaba y al delincuente se castigaba, especialmente a los políticos por decir una cosa, hacer otra, mientras que mi dinero se robaban y a mis hermanos en la miseria dejaban. Soñaba con un México en donde tenía derecho a ser diferente, libre y las oportunidades no se me limitaban. Soñaba con un México en donde los líderes eran letrados, las instituciones en lugar de desaparecerse se reforzaban y las políticas públicas en la ciencia y estudios previos se basaban. Haciendo a un lado los intereses de sindicatos y demás clientes políticos los apoyos a los hambrientos primero se otorgaban, luego a la gente con algunas otras carencias y por último, si es que alcanzaban, a los que faltaban; en otras palabras, para la entrega de todo recurso a los más vulnerables se priorizaba. Soñaba con un México unido, en donde por discursos combatientes como fifí o chairo no se me clasificaba. Soñaba con un México que crecía, se hacía potencia y en donde la felicidad reinaba.
Entiendo que mis miedos no desaparecerán y mis sueños no se cumplirán de este camino continuar. Pero creo en ti, México, en la capacidad de trabajo y buena voluntad de tus hijos, sean pobres, ricos, clase media, hombres, mujeres, indígenas, mestizos, obreros, campesinos, maestros, emprendedores o meseros. Creo en nuestros migrantes, por la capacidad de sacrificio y valentía mexicana demostrar. Me encanta nuestra diversidad y el pueblo mexicano en toda su pluralidad, aunque nos hace falta, sobre todo al gobierno actual, escuchar, respetar y valorar las diferencias con los demás. También creo que nací libre y no quiero perder mi libertad, por eso entre otras cosas, a continuar siendo vasallo de políticos y gobiernos me niego aceptar.
Creo en lo que me enseñaron mis padres, en lo que sus padres les enseñaron a ellos, creo pues en lo que aprende y descubre la humanidad, si es que en su camino sabe observar, por eso creo en la ciencia como base para progresar, aunque me llamen liberal. Es por ello, que siguiendo sus principios, la escasez de los recursos debo aceptar, la necesidad de asignarlos a sus mejores usos lograr, y a lo que renuncio, por darles uso, considerar.
Tengo claro que no existe mayor superioridad que la comunidad, por eso creo más en la inteligencia e información de la colectividad que en la individual, especialmente si esta última viene de un político difícil de fiar. Es por ello por lo que creo más en un mercado, aunque regulado, para asignar los recursos de nuestra sociedad. Creo más en el conjunto de ciudadanos que en sus gobernantes, por eso un gobierno chico, pero con instituciones fuertes, sin tantos sindicatos públicos y políticos que se adueñan de nuestros recursos, chupasangres sociales, he de desear. Al ciudadano de a pie he de empoderar, para que participe en todas las decisiones públicas que su vida han de afectar. Así, luchando por un mercado justo toda barrera a la entrada he de destrozar, buscando la igualdad de oportunidades, competencia y calidad. Para que les quede claro, no me molesta haber nacido pobre, pero sí que mi progreso empeoren y las oportunidades de los ricos siempre sean mejores. Por eso he de eliminar todos los obstáculos usados por ricos, políticos y gremios para proteger sus privilegios. De ahora en adelante arriba la competencia y abajo las relaciones.
Creo en mi hermano y en su capacidad, la cual a través de salud y educación puede aumentar. Por eso no creo en políticas compra votos, que no apoyan primero a los pobres de nuestra sociedad, pues sé que una comunidad de grandes oportunidades para todos juntos podemos soñar y lograr. Creo que no nací menos, pero tampoco más, por eso la dignidad de mi hermano debo respetar y, sin culpar al mercado, un nivel de vida mínimo digno para él garantizar. Si, quisiera un futuro compartido, en donde lo relevante sea nuestro bienestar.
Si sientes, sueñas y crees cosas semejantes, te estamos esperando
Movimiento Igualdad de Oportunidades